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ace ya mucho tiempo desde que el tirano descansará
sobre los ideales de una sociedad corrompida por el odio, por el olvido y
acariciada por la desidia de miles de ilusiones que se convirtieron en miles de
carcajadas, que a puerta cerrada, salían de las bocas de los más altos cargos
del poder del emperador.
El poder que éste ejercería años antes, se vería
eclipsado por los deseos propios de surgir por entre las masas, de ser el
hombre sin sombra, el candidato perfecto para llegar a ejercer un poder “justo
y transparente” a toda la población que se conglomeraba, celebrando, su
coronación luego de ejercer intentonas fallidas, en teoría, pero eficaces en la
ejecución del plan trazado originalmente.
Un emperador “redentor de los pueblos y usurpador de
las minorías comerciales” de aquel entonces, era lo que se necesitaba dentro
del seno de la sociedad, un hombre con talante y de decidido orden para
gobernar a los pueblos que viven sumidos en la ignorancia de no saber que
cometen el peor error en mucho tiempo: apoyar al emperador equivocado.
Lo que el pueblo no sabe de este nuevo emperador, es
que viene cargado con ideologías fuera de contexto y que no comprende que los
tiempos han pasado, demostrando que el modelo de régimen que pretende
implementar a las masas no es más que un intento fallido, con el fin de emular
un poder “equitativo”, donde los que tienen el poder se quedarán con las
mayores ganancias y el pueblo irremediablemente se sumirá en una profunda
crisis, donde no habrá ninguna vuelta atrás fácil. Y es en la muerte de nuestro
emperador “inmortal” donde nos centraremos para contar la amarga historia de un
pueblo, que tristemente caminó de la mano de un poder espurio hacia el
desfiladero.
LOS ANTECEDENTES
El palacio
aquella tarde permanecía en total silencio, como si hubiera sido abandonado por
completo. Los sirvientes quedaron como testigos inmutables de los
acontecimientos que aquella mañana habían sorprendido a los dueños del poder, a
los usurpadores de la libertad que años antes se vivía en el Reino, por lo que
entre los esclavos se vislumbraba una sonrisa cómplice, algo antagónica debido
a las circunstancias, pero reflejaba la ínfima ilusión de recuperar su
libertad. Nadie se atrevía a caminar por delante del lugar donde ahora, se
aglomeraba una alegría disfrazada de una tristeza inexplicable de los altos
cargos del Imperio. Aun nadie debía saber nada, por lo menos hasta haber
preparado al siguiente Emperador, el pequeño hijo pródigo, que ahora se
recostaba en un enorme sillón mientras gotas de sudor perlaban su frente,
reflejando la preocupación y el miedo que ahora se reflejaba en su rostro,
mientras los pensamientos se agolpaban en su cabeza y se multiplicaban con el
paso del tiempo, todo se resumía en simples palabras: ¿Y qué hago ahora?
El hijo
mayor, peleaba incesantemente con los dos asesores-controladores del anterior
Emperador, su padre. El emperador nunca confío en lo que su hijo menor pudiera
ser o hacer, siempre le consideró en última instancia para algo, pero sus dos
asesores, lograron que éste accediera a dejarle el trono a la hora de su
muerte. El hijo mayor por consiguiente no dejaba de reclamar el trono, algo que
para los asesores era imposible, pues sabían que de llegar éste al poder, les
echaría del imperio y se sumirían en la oscuridad hasta el fin de sus días.
El hijo
menor, sin saber nada del manejo de un imperio, y menos de política alguna,
accedió al trono, persuadido por el deseo ficticio del pueblo por él, que los
dos ancianos le habían comentado. Los ancianos disimularon su alegría al morir
el emperador pues sabían que aun el poder estaría en manos de ellos. Una nueva
era comenzaba en el reino y ellos debían asegurarse de seguir mandando bajo el
antifaz del hijo menor.
Igual
sabían que el pueblo enceguecido seguiría apoyándolos bajo la premisa de: “Un
gobierno justo, libre y transparente como lo hizo mi padre, pues su memoria y
su legado seguirán estando vigentes por la eternidad”.
LOS HECHOS
La sucesión
se hizo de forma rápida, de manera que no hubiera objeción alguna y al hijo
mayor se le convenció de guardar silencio prometiéndole que él tendría mayor
poder que su hermano, el podría gobernar a costa del otro.
El hijo
menor aceptó y siguió la pantomima que los dos ancianos asesores consintieron
con los demás dirigentes del imperio. El pueblo se dividió por completo:
algunos apoyaban al emperador entrante, y otros simplemente rechazaban la
legalidad del traspaso del poder. Los enfrentamientos entre bandos no se
hicieron esperar, originando hechos lamentables, tanto como el lamento
inexpugnable con el que vivía el hijo menor. No se sentía digno de llevar tal
carga, era demasiado para él, simplemente no podía hacerlo, pero los dos
ancianos al ver esta reacción contraria al plan original, intervienen una vez más,
vendiéndole ideales baratos que años antes habían poseído al difunto emperador.
Los ancianos le ayudarían a gobernar…
Entre ellos
dos, la malicia crecía y se sentían satisfechos con el logro obtenido: un nuevo
títere, para poder sobrevivir en medio de ese mar bravío que se les avecinaba,
representado por el pueblo.
Las
ilusiones detrás de una campaña en conmemoración del antiguo emperador, crearon
nuevas ilusiones en parte del pueblo que apoyaba el nuevo mandato y por el
contrario, sembró dudas en otra parte de la población. Nadie podía aún darle la
confianza a este hombre disfrazado de emperador.
El colapso
del gobierno se acentuó a medida que los días pasaban, los simpatizantes sabían
que ya no era lo mismo, que era algo fingido. El nuevo emperador no sabía cómo
gobernar y cómo calmar a las masas sedientas de nuevas reformas para su
bienestar.
El pueblo
ya se cansaba del desgobierno y la desautoridad que representaba este nuevo
personaje en el gobierno, ya no convencían sus ganas por gobernar y de buscar
el bien de los demás, solo el suyo propio y el de sus allegados. Los ancianos
miraban callados como el plan se caía a pedazos y el pueblo despertaba del
ensueño revolucionario que ellos vivieron por tantos años. A los ancianos no
les quedaba tiempo para restablecer el orden. Habían escogido al hijo correcto
que resultó ser el equivocado, por no elegir al que les quitaría del poder. Se
encontraron en aquella disyuntiva elemental. Se habían equivocado con el
pueblo, ya su régimen adornado se había caído y con ello, el triste títere veía
desde el palacio cómo se había quedado sólo frente a la extensa llanura que
había dejado la explosión social en contra de los “enemigos” del pueblo. Él había
acrecentado el tornado, ahora veía con las manos entrelazadas, orando a cualquier
entidad que lo salvara ya que no conseguía como detener al pueblo, que ahora
huracanado, tomaba poco a poco el orden y el poder.
Aquella
tarde, se colocó de pie, caminó con la cabeza baja y salió por una puerta lateral
del palacio, pensando que sus ganancias fueron las pérdidas de su padre, el
desastre que ahora sucedía frente a sus ojos había sido ocasionado por el
fallido gobierno de su antecesor. Siguió caminando maldiciendo su suerte y al
destino que le había tocado, el desespero le transformaba el rostro. Miró una
vez al cielo para ver si un escueto soplido de viento, le tranquilizaba los
sentidos, pero vislumbró a la lejanía lo temido, corrió huyendo, mientras en
voz baja pedía a su deidad, no ser arrastrado por el tornado que su padre años
antes había comenzado.
LA REALIDAD
El componente social en Venezuela, quizás en la
realidad ficticia del gobierno de momento, se encuentra en su mayor apogeo,
como táctica para no aceptar el gran fallo que supone las medidas erradas que
han tomado durante los primeros catorce años de gobierno y durante el nuevo periodo
presidencial, que sigue las doctrinas y lineamientos fallidos del socialismo
que, frente a los problemas de la sociedad venezolana, se muestra airoso pero
que en su realidad, se mantiene atado de pies y manos frente a la injerencia
extranjera ejercida por el gobierno cubano. Para ningún venezolano es secreto,
la influencia recibida de Cuba, como forma de mantener en el poder a cualquier
individuo capaz de seguir destruyendo la economía y la composición social a
cambio de algunos fondos mal habidos.
La conmoción social que ahora vive la sociedad
venezolana encuentra su auge en las malas políticas económicas impuestas por el
gobierno de turno. La desesperación en el seno familiar se denota por sobre todas las cosas, debido
al alto grado de disconformidad en cuanto a la calidad de vida que experimentan
sus componentes en los distintos escenarios de la vida diaria. Siendo la
familia una de las bases de nuestra sociedad, se puede fomentar un
desequilibrio dentro de ésta en general. Heinz Dieterich, considerado el padre
del llamado “Socialismo del Siglo XXI”, expone su preocupación por la pérdida
del componente social venezolano, basándose en los errores cometidos por el
gobierno, creando un sentimiento de abandono y ansiedad dentro los individuos
que deriva en una sociedad desestructurada y desestabilizada, pero nunca
dejando que el capitalista, distando
de algún personaje concreto, consiga la simpatía del colectivo y enterrando en
el pasado el modelo socialista.
En nuestra economía, ya bastante deteriorada,
mayormente con el valor de la moneda que representa un ínfimo valor en relación
al dólar, el modelo socialista no deja de ser el que fuese originalmente
expuesto por Karl Marx, este socialismo impuesto en Venezuela, no dista de ser
diferente al original. Analizando nuestra sociedad, a partir de un enfoque
sistémico, demuestra el desequilibrio del colectivo por ser un todo, pero a la
vez ser un nada. La consciencia colectiva recurre al mecanismo de evasión de la
realidad puesto que si el componente social hubiera sido manejado desde un
punto distante y organizado, las pérdidas económicas hubieran sido mucho
menores.
El gobierno no distingue, por mucho, el desasosiego
que padece al día de hoy la sociedad venezolana. El discurso manejado por el
presidente muestra una antítesis a lo propuesto, creando incertidumbre y
confusión en el individuo, que día a día lucha con la economía que se maneja en
el país, con una de las inflaciones acumuladas más altas del mundo, con la
preocupación frecuente, con la duda de si habrá los productos básicos que
necesita, puesto que, siguiendo el modelo socialista, la producción queda en
manos de un pueblo incapaz de encontrar por sí solo, la forma de producir su
economía y por ende su evolución. Las empresas fueron despojadas de sus
legítimos dueños y echadas al olvido y al abandono, dichas empresas deberían
producir lo que la sociedad necesita, pero no se ven cambios, el pueblo espera
por el gobierno y el gobierno espera que el pueblo reaccione, estando atados de
manos, por lo que se cae en esta confusión entre estos dos grupos, acercándonos
más al pueblo, vemos dos grupos sociales que
luchan día a día, mano a mano. Uno por salir y producir su propia
economía estable sin seguir el modelo socialista que consideran inútil para el
resurgimiento de ésta, y por otro lado, está el grupo que opina que esperando
por el gobierno y su producción espuria podrán subsistir y se podrá levantar el
pueblo sin ellos ser parte del capital social necesario para el cambio, por lo que entre estos dos grupos
enfrentados, y estos a su vez enfrentados con el gobierno, se crea un desconocimiento
total entre las partes, donde nadie dispone hacer algo. En este punto es donde
volvemos a tocar el tema de la conmoción
social que experimenta Venezuela,
por la desinformación, el mal gobierno, las malas políticas económicas y
sociales desarrolladas, todas al margen de un modelo político fallido que,
aunque le cambien el nombre y lo adornen con nuevas variables, será el mismo
modelo desestructurado que fomenta la libertad del individuo dentro del
silencio y la obediencia. Es por eso que “Las
Ganancias del Hijo Equivocado” es una analogía de los procederes errados
del gobierno, bajo las premisas de un socialismo caducado y fuera de tiempo,
las ganancias las cobramos la sociedad venezolana, sin saber que son las pérdidas
de este gobierno fallido. Fuimos gobernados bajo un proceder distante de los slogans y políticas que se vociferaba en
el seno gubernamental, por lo que ahora vemos las consecuencias, una economía
pobre y desquebrajada, que deriva en miedos,
incertidumbre y ansiedad social, transformando a la sociedad en
desconfiada e individualista, viéndolo desde un enfoque positivista de la
realidad.
Fuentes consultadas:
Documentos
y Articulos (En período comprendido entre Agosto y Octubre de 2013). Nelson
Bocaranda Sardi. 2013. www.runrun.es
Capitalismo
(Capitalismo Mercantilista, Capitalismo de Libre Mercado). David Richard. 1659.
Fragmentos encontrados.
La Riqueza
de las Naciones. Adam Smith.
Metodología
Kaizen – Auzolan. Varios autores.
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