Me acostumbré a vivir en esta oscuridad que me rodea. Al silencio sutil
que se convirtió mi vida, a lo que no puede decirse felicidad… me acostumbré a
vivir con lo que tengo.
Se podría decir que soy infeliz, que lo que rodea mi mundo no es más
que… ¿Una brujería? ¿Mi maldición por
nacer? ¿Una gracia enviada por un dios que no me quiso como a otros? ¿Una razón
más para vivir o una fuerte decisión para morir? Me quedé en medio de la vida
que transcurre a mí alrededor, pero sin ser parte de ella, sin permanecer
atenta a lo que ahora está frente mío, soy por esto ¿Indiferente? ¿Inhumana?
Pienso que ahora ya no vale pensar en eso pues lo que me enseñó a respirar
ahora no es mi enemigo, ahora es un aliado silencioso que aguarda como un
cazador en medio del silencio que proporciona un río en medio de un bosque y así,
a hurtadillas lograr obtener su presa y sin razón aparente… matarlo.
Fui débil cuando aun no entendía el por qué me encerraron en esta cárcel
de huesos y por qué debo de vivir esta inútil y cruel vida, que me tienta y me
retira, de un juego que ya ni se que se desarrolla frente a mis ojos. Ya mi
alma se corroe por el oxido que causa el agua salada que bota mi “indiferencia”
ante tanto odio y ante tanta suerte.
Quizás el mantenerme en esta oscuridad que me rodea pueda acercarme a
una realidad distinta a la que tu vives y me salva de esa angustia que cada día
vive la gente “normal” pues mi condición espiritual y mental ya sin ningún
rasgo de haber sido corrompida me regala mas días de vida, mas sueños por los
que luchar al pensar que por algún sitio (lejos de aquí) un sol renace en el
transcurrir de la vida, se alza sobre el imponente cielo que ya no veo, pues un
día se fue y nunca lo vi, solo supe que se marchó para que mi alma no apreciara
su color, su textura y su extenso mar de emociones, en cambio, mi bóveda se
resume a una espesa oscuridad que pinta a trazos grises a veces las emociones
que en mi corazón se aloja cuando le escucho hablar.
Su razón de vida soy yo y con suaves toques ha hecho que conozca de a
poco grandes cosas, que mientras camino en esta oscura senda pueda pintar a
colores un camino de baldosas amarillas como una vez me dijo dándome el calor
necesario para sobrevivir a esta oscura frialdad que me abraza para sacarme el
aliento, para vaciarme de su aire que implora mi alma y que incita a pecar como
alma impía y sodomiza mis sentidos por más que intento alejar esa sensación de
mi alma que ahora ya no está coloreada pues él se ha ido y no ha vuelto.
Y por mas impuro que sea este momento, juro que nunca olvidaré ese beso
oportuno que salvo lo que aun quedaba de mi en medio de las cenizas que
pintaban mis heridas. Y como si algún dios
hubiera de recordarme. siento la
tibia sensación de sentirme confiada que aun no estoy sola que aunque él se
haya ido hay alguien frente de mi que ahora toma mi mano y me dice “Ven que yo
te ayudaré, no te preocupes” y en ese instante que saboreaba palabra a palabra
ese sentimiento de preocupación es cuando siento que aun perdida es en esta
oscuridad me encontré una vez más y sería inoportuno decir que siento que nunca
me volveré a perder.
Mi alma nunca supo que fue amar, mi corazón nunca sintió el color que
aportaba la lágrima de una flor, esta oscuridad me acompañará hasta el fin de
mis días, siempre estará él para guiarme y nunca dejarme caer, él es: mis
pasos, mis manos, mi frente, mi futuro y mi presente. Lo más preciado que tengo
no es mi aspecto físico, no es mi voz, no es mi obediencia, no es nada de eso.
Lo más preciado que tengo es mi alma que retumba en mi pecho que mira el cielo
azul que nunca vi, que presencia como sus ojos se posan en mí, es la que vio como frente a un altar lloró
cuando de emoción colocó aquel anillo en mi dedo y fue ella quien supo decirme
que esto es para la eternidad. Mis ojos nunca sirvieron, nada más para salvarme
de presenciar la inmundicia humana y solo sentir, a trazos de realidad… lo más
preciado para mí.
***
(Historia que una pareja formada
por una joven invidente y su esposo me contaran en medio de un día en el que
pensé que nadie era nada en la vida para ser feliz. El destino proporciona poco
a poco lo que debemos aprender para saber vivir)
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