Aún recuerdo el día que te conocí, ese día supe que vivía. Esos rizos
que poco a poco me fueron enamorando como si me hubieras hechizado, o dado de
beber alguna pócima para que simplemente quisiera pender de tus ojos, de tu
alma.
¿Alguna vez te mencioné que te quería? Si fui cobarde y no te lo dije,
en este día te lo digo al oído mientras suavemente te conviertes en mi musa y
haces que mis miedos y mis demonios desaparezcan y sencillamente haces de mí el
hombre más afortunado de esta vida. Regálame de nuevo esa dulce sonrisa que me
brinda un “Buen día” cada mañana,
regálame ese algo que tienes y que
cada día me enamora aún más.
Hoy, musa mía te pido que seas mi inspiración en el desespero de mi
vida, que seas mi aliento, si algún día la deshonra me visita. Te pido que seas
mi salvación cuando crea que todo está perdido, que seas mi ángel de la
Eternidad cuando mis culpas y el remordimiento del orgullo me derroten. Te pido
que simplemente no me dejes.
Te amo. Eres la única que, angelada, me guías y que a pasos agigantados
has hecho de mí, el hombre de tu vida. Te amo. Eres la que cura poco a poco las
heridas dejadas por el pasado, la lujuria y la VIDA. Te amo ¿Serás eterna?
¿Serás quien me salvará de este abismo? Mi vida apuesto a que sí.
Te amo. Eres ese “Te Quiero”
que me despierta cada día, sabiendo que vivo lo más feliz de ésta junto a ti, junto a tus ojos, junto a
tu piel y a tu aroma. Te amo. Eres la que cura mis miedos y duermes a mis
demonios, eres la que me hace libre, eres mi todo, por ti vivo. Te amo. Es lo
único que puedo decir este día a ti.
P.D. Te Amo.
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