Cuando Los Relojes Marcan Las Doce

¿Dónde se cuecen los sueños del dios dormido? Cantaré canciones de versos ancestrales en medio de la cacofonía de la vida, que ahuyenta, destruye las inmediaciones de todo este espacio etéreo que me rodea. El ciclo del reloj no se detiene, corre descontrolado... esa es tu misión: Vivir conmigo el momento cuando el Reloj Marca las Doce.

miércoles, 28 de agosto de 2013

A Través de Su Voz

A través de su voz conocí tristemente la amargura, un dulce pero áspero sentimiento que me dio la última estocada al corazón: ya no me amaba.

Me miró y sin palabras me lo dijo, era imposible saber a ciencia cierta si la corazonada que en mi corazón retumbaba,  que pedía a gritos que fuera mentira fuera real o una simple  jugarreta de mi condición de ser humano. Simplemente a través de su voz, solo escuche un ADIOS.

Recuerdo que me susurró al oído, pronunciando cada palabra como un silbido, pero el sonido parecía propagarse como fuego enardecido, como amor perdido. A través de su voz, lo supe todo y la derrota que a mi ventana se asoma y se hace de a poco un manto con mis lagrimas se ríe de mi como quien no quiere se burla de mi como quien hace bromas para reír, llora conmigo como quien ha acompañado a un hermano o amigo en un momento de dificultad.

Una lágrima rueda por mi mejilla como para poner en evidencia mi debilidad y mi tristeza, ella me abraza como si eso bastara para erradicar el sufrimiento que en mi corazón se aloja ahora, me aprieta fuerte y noto que también está llorando ¿Por mi? ¿Por ella? ¿Por quién? Simplemente no lo sé, solo nos quedamos en silencio pensando que en algún momento alguien rompería nuestro silencio a pesar que ojos curiosos nos ven esperando una reacción… pero no sucede nada. Solo eso, NADA.

Como extraño sentir su cabello, que su mirada coincida con mi alma, como extraño esa cercanía que ahora nos separa, aunque juntos estemos… se oirá mi llanto y ya ella no me secará las lagrimas con su sonrisa, ya todo eso se ha acabado, pueril idea es pensar que estaríamos juntos, que seríamos felices, que lograríamos ser lo que un día fuimos. Pero en ese momento solo sabía que sucedía una cosa… NADA.
¿Recuerdas cuando nos solíamos sentar a conversar por horas? ¿Recuerdas cuando te miré a los ojos y nerviosamente dije “Te amo”? aun yo si lo recuerdo, nunca lo hubiera hecho, y aún seguiríamos juntos como dos locos jugando a buscar la realidad donde solo había recuerdos y sueños míos que simplemente ya se han marchado para nunca más volver.


Y aún así te quiero, y aun así te amo. Se te extraña desde este lugar que se ha vuelto un NADA. Y ahora en este día gris que nos sirve de testigo, sentados oliendo el dulce olor a amaranto fresco, llega él, llega el hombre a quién amas y con una rosa entre sus manos viene a tu encuentro mientras tú me miras con ojos que muestran una tristeza que nunca vi en ti, una soledad que se había apoderado de ti. Aprietas muy fuerte mi mano, con una expresión de “Te necesito, no te vayas” pero ya es muy tarde sé que mi destino no es contigo, ni la tuya conmigo, y no te volví a ver, y lo único que rompió nuestro silencio fue cuando dije: “A través de tu voz, supe probar la derrota”.

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